No. No son lo mismo. Aunque tanto la fecha de caducidad como la del consumo preferente aparecen situadas en espacios similares del producto y tengan un formato de etiquetado muy parecido, existen diferencias significativas entre ambas. Precisamente, no saber distinguir entre la fecha de caducidad y la fecha de consumo preferente es una de las causas principales de despilfarro alimentario.

Sin embargo, una gran parte de los consumidores tiende a confundir el significado de estos dos conceptos. Se debe a que a menudo se relacionan los números del etiquetaje con la fecha de caducidad, ya que ambas siguen la estructura día y mes o mes y año. Entonces, puede ser que desechemos el producto cuando ha superado la fecha que aparece, cuando solamente es correcto hacerlo si esta es la de caducidad.

También es importante saber que no todos los alimentos requieren de fecha de caducidad y de consumo preferente. Por ejemplo, las frutas y hortalizas frescas, la sal y los vinagres o los productos de panadería no necesitan indicaciones relacionadas con su durabilidad y calidad.

Vamos a ver, entonces, qué diferencias hay entre fecha de caducidad y fecha de consumo preferente:

 

Fecha de caducidad

La fecha de caducidad muestra el último día en el que consumir el producto no es peligroso para la salud. Dicho de otra forma, indica hasta qué momento el alimento será apto para el consumo de manera segura y, por lo tanto, es adecuado para ser ingerido. Suele aparecer en productos como el pescado, carnes, lácteos y pastelería. Hay que tener en cuenta que el producto puede ser tomado hasta el día que aparece en la fecha de caducidad. La fecha de caducidad debe completarse con la información sobre la conservación óptima del producto.

 

Consumo preferente

La fecha de consumo preferente se refiere al tiempo límite en el que el producto sin ser abierto puede conservar sus condiciones de conservación. Así pues, hace referencia a la calidad del producto. Esto significa que, aunque un alimento puede haber sobrepasado su fecha de preferencia y por lo tanto haber perdido parte de sus propiedades, puede ser apto para el consumo. Se usa en productos como el aceite, las legumbres, los cereales, los purés y las sopas, las latas, las cajas de leche y los huevos.